Sólo por no dejar de explorar todas las posibilidades, empezamos a diseñar un fanzine. Focko y Crog seguían enojados conmigo por el asunto de Latin Family pero ya se hallaban en disposición de continuar con las instalaciones de Ikari. Como pudimos, conseguimos cierta información en la Wikipedia y la metimos con calzador a algunos contextos de Agnosia para hacerlos parecer artículos de interés; los imprimimos y repartimos anónimamente en varias colonias con títulos amarillistas. Aquél proyecto era cuasianónimo, algo así como acción social, cierta labor de beneficencia, como enviar botellas de agua a los damnificados de un tsunami. Y nuestra idea de beneficencia no tenía que ver con la vanidad sino con la filantropía, ¿Para qué sacarnos fotos entonces?
El fanzine, que tuvo un único número, trataba de ser no una invitación al pánico sino una manera de hacer conciencia. Así de altruista.
En él hablamos de los peligros de los asentamientos humanos en los Jales. Al gobierno se le había hecho muy fácil conceder permisos a las constructoras para establecer privadas y fraccionamientos para ricos en ellos. La misma Laguna de Cianuro era resultado de la reacción de las lluvias en una depresión formada en un jale minero. Así que uno de los artículos hablaba del efecto que esos residuos de 500 años de minería, mercurio, oro, arsénico, plata, tenían sobre todo en el sistema nervioso. Un jale no es otra cosa que toneladas y toneladas de polvo de roca acarreada, “jalada” hasta las afueras de la ciudad en siglos anteriores, “afueras” que en las últimas décadas eran ya parte de la ciudad. El cianuro se filtra en las tuberías e invade el sistema de agua y alcantarillado. Luego venían las explicaciones sobre el vapor de mercurio y sus sales solubles y de qué manera corroen las membranas del organismo; sobre el arsénico, que envenena por acumulación progresiva de pequeñas dosis inhaladas; sobre el cianuro de hidrógeno, que bloquea la capacidad de las células para utilizar el oxígeno; sobre la amalgamación, que es un proceso que utiliza mercurio para disolver plata u oro y que fue sustituido por un proceso con cianuro, más barato. Todo eso en las casas de los ricos.
Otro artículo trataba de los tiros y las minas prometedoras. El tiro es un hoyo que sirve como respiradero cerca del pozo principal; lleva aire fresco a los mineros y evita la acumulación de gases. En este artículo fuimos un poco profetas porque hablábamos de que los cerros habitados de Agnosia tenían debajo esas excavaciones, por lo que el suelo de las casas corría el riesgo de cimbrarse. Muchos años después, cuando empezaron a aparecer los hoyos redondos que se tragaban casas y pedazos de calles, seguramente alguien en el subsuelo se acordó del fanzine.
Repartimos los ejemplares en los fraccionamientos y barrios mencionados, mas no tuvo graves consecuencias. Ni siquiera vimos alguna notita de color en el Canal 26. Vimos resignados que nuestra fuerza había llegado al límite y que, después de contemplar en retrospectiva los esfuerzos combinados de primos, amigos y concuños, notábamos que nuestras instalaciones no alcanzaban ninguna esfera, ni moral ni estética.
Los días que siguieron a la publicación del fanzine empezamos a dar patadas de ahogado: vandalismo extremo y estúpido, porque incluso los nazis respetaron el arte de los países conquistados, no como nosotros que parecíamos el Imperio invadiendo Irak. En resumidas cuentas tomamos unas latas de aerosol y nos pusimos a pintar poemas en las paredes de casas, locales y edificios públicos; también las vitrinas de los negocios.
Una madrugada hicimos una excursión de reconocimiento al Asta Bandera. Ya estando arriba vimos que sería muy difícil bajar el lábaro y pintarlo antes del amanecer o antes de que las ratas que escaparon del dif nos comieran a mordidas.
A esas alturas la gente ya no miraba con tanto repudio lo ocurrido, no después de varias reiteraciones; era como pegar un pedazo de cinta una y otra vez hasta que terminaba por perder el adhesivo. La semana siguiente empezaron las clases en la universidad y todos tuvimos menos tiempo para perderlo de esa manera.


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