Mirábamos en familia una superproducción hollywoodesca cuando Tongo me habló por teléfono: que dónde andaba, que me pusiera un short de futbolista y me fuera con ellos a cotorrear. Con el pretexto de ensayar una nueva rola para lograr un sonido a medio camino entre Interpol y lo más punketo de Gorillaz, me salí de la casa. Él y Baxter pasaron por mí. Íbamos rumbo a cualquier farmacia.
¿Qué tranza, qué se arma?
Pues no sé —dijo Tongo— ¿Un Henning?, ¿Un Flemming? Rompópper, carnal. ¿Cotorreas o no?, ¿Jalas o te pandeas?, porque si no moneas, sabes que tienes autoridad inmoral sobre nosotros y declinaríamos para una sencilla velada con chomua.
No mamen, carnales, para empezar existe una diferencia tremenda entre inmoralidad y amoralidad.
Ilústrenos con su sapiencia, eximio doctor Ñeco.
Pues lo amoral es aquello en contra de las normas sociales porque las desconoce… en cambio la inmoralidad es lo que va en contra de la naturaleza y es un acto consciente.
¿O sea, entrarle al Henning es nomás amoral y cogerte a tu hermana es inmoral?
Algo así, porque si follas con tu hermana sin saber que tus morros tendrán hidrocefalia deja de ser inmoral para volverse lo otro… la neta es complicado… ¿qué pedo con el popper?
Debes entenderlo, hay drogadictos casuales y drogadictos causales, nosotros pertenecemos a la última categoría. Realicé una investigación exhaustiva en la Wikipedia y descubrí que herr Doktor Henning descubrió el cloruro de etilo como un tranquilizante para golpes, hematomas y esguinces: el Traumasol.
El monasol —interrumpió Baxter—, platícale, Tongo, platícale qué le pasó a esos genios.
Se murieron todos de una sobredosis, en la cárcel, con los productos de sus propios descubrimientos. Ni Frankenstein.
Llegamos a una farmacia.
Que se baje el Neko y la pida —dijo Baxter—, él no luce como un drogadicto incipiente ni darquetón.
No mames.
Tú nomás pídete un Traumasol, o cloruro de etilo; pon cara de que vienes del fútbol siete o algo así.
Para eso me pidieron el short y los tenis. Bajé simulando un esguince en la pierna, pedí el Traumasol y me lo dieron tan fácil como cuando compraba el gallo afuera de la primaria. Creo que la cajera estaba clavando con el vato de la bodega, porque no preguntaron mi edad ni me pidieron receta médica.
Seguramente pensaron: «ya dales su pinche cloruro pa’ que se larguen a ponerse bien drogos» —dijo Baxter.
Tongo puso un disco de Godspeed You Black Emperor! y Baxter empezó a explicarme la metodología monera.
Me voy a poner un toque didáctico —explicó—, mira, ya separé la botella de refresco vacía… déjame decirte, Gato, el popper es bien efímero, te ha de dar un viaje como de un minuto y luego se te quita.
No tiene efectos secundarios, ni cruda, ni nada —dijo Tongo—, acá la onda es: como se pasa rápido, es necesarios darse reloads; y después de varios, sí te tumba. Acuérdate, esa vez me quedé jetón en la casa de la Lupe —le dijo a Baxter.
Baxter abrió la lata de aerosol, dio un pequeño disparo dentro de la botella vacía de refresco y comenzó a aspirar con la boca. Se quedó quieto y luego comenzó a bailar y a tirar puñetazos en su asiento, Tongo se reía sin dejar de manejar.
Nnno mmmames, y ahí vvviene el tiki tiki. Tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki…
Siguió así por unos segundos.
Y se acabó, ya estoy bien otra vez.
En efecto, estaba normal. En el camino de ida al bosque recordábamos aquellas veces cuando, completamente pachecos, pensamos que una curva duraba media hora nomás porque se nos hizo muy larga. Después de varios reloads, dejamos de lado el tema de Tu Madre, inabordable con Baxter; él prefería cavilar sobre puras pendejadas:
«Oye gato, si cuando fumamos nos da el payaso, ¿a los mudos les dará el mimo?»… «Oye, si Dios está en todas partes, ¿se moneará contigo?»… «Oye, si todos fumáramos gallo al mismo tiempo y echáramos el humo hacia el cielo, ¿le llegaría el chato a Dios?»…
Llegamos al Bosque Quemado y parqueamos el Chevi de Tongo entre los árboles, había un chingo de banda, hacían fogatas y bebían; había una familia, dos grupos de chavos en sus automóviles y un autobús ado, seguramente su chofer lo sacó para coger a sus anchas con alguna gorda de centro botanero.
Apenas eran las once. Nos metimos entre el bosque y repetimos los tres el mismo procedimiento con la botella.
Y pruébalo cccuando te lo eche en la mmmanga del suéter, pega bien cccabrón.
Yo pensaba que se dddaban con el atomizador directo a la nnnariz.
Nnno mames, Gggato, eso podría mmmatarte, somos drogos, no pendddejos.
Una punzada rítmica, sabiamente nombrada por Baxter como el “tiki tiki”, recorría mi cabeza mientras me hacía bailar velozmente a la velocidad de los latidos de mi corazón. De pronto se acababa, ya estaba normal otra vez, sólo quedaba era el gusto del Traumasol anestesiándome la boca.
Aquella prisa del popper por desvanecerse obligaba a monear constantemente. Nos recargamos tantas veces que perdí la cuenta; nos la pusimos en la manga, bailamos, gritamos y corrimos; hasta Baxter se cayó de nalgas en el lodo, se quedó en calzones el resto de la noche. Tongo le dijo: «Así no te vas a meter al Chevi».
Si seguía jalándole a la botella mientras estaba speed, venía un tiki tiki más duradero, no mayor a noventa segundos. El parámetro de placer del Henning requería que fuera de esa manera: efímero, reiterativo, fragmentario. El popper era una droga neobarroca.
Regresamos al pequeño valle entre toda la banda y nos sentamos en las yerbas a filosofar. Muy ad hoc. Yo comencé a hacer sonidos guturales, imitando a puercos, caballos, gatos, gallos, gallinas, perros, un talento de la infancia, cuando aún soñaba con trabajar en la industria de la animación, el doblaje y los efectos especiales. Baxter se cagaba de la risa.
Tiki tiki… tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki tiki… ja ja, pinche Neko. Tú me activas el tiki tiki… oi nomás qué frase mmmás puñal “Tú me activas el tiki tiki”… Yo debería vivir en la Mmmeca de la homosexualidad.
Eso dijo Baxter mientras le daba un tremendo jale a la botella. Cuando Tongo se levantó, Baxter dijo emocionado: —¡No mmmames, es Tongo-lele!
Hace como tres días vi una puta película, La Noche de San Patricio, donde salía un lucky charm malvado. Le cortaba los dedos y los dientes a la banda para quitarles su oro.
¿Y eso qué tiene que ver con Tongolele?
Estaba pensando en eso y cuando dijiste que Tongo era Yolanda Montes me imaginé al puto duende convirtiéndose en Tongo… je je… en Tongo… a ja ja ja…
Imagínate a Tongolele, e je je, y en una peli de... Vin Diesel.
No blasfemes. Vin Diesel es la verga.
No mames, pinche Ñeco.
A huevo. Esa pinche voz ya la quisiera James Earl Jones.
Es un actor de pelis de mierda.
Vin Diesel es la raíz de un árbol desgarrando el pavimento. Un tumor de lucidez en el seno del mainstream.
No es cierto, ni siquiera es tan verga, no sale en Triple Equis 2, ni en 2 Fast 2 Furious.
Sólo repitió a Pitch Black. Él no es actor de segundas partes. Además, es poeta.
Ora si ya te la arrancaste, pásame el popper.
Es poeta y tengo evidencias. El vato dice «Si veo luces rojas y azules, yo no freno», ésa es una metonimia. O como cuando dice: «¿Lo que miro en una chica? Lo primero son sus ojos: veinte por ciento de ángel, ochenta por ciento diablo, que no le moleste ensuciar sus manos de vez en cuando», o sea, no mames, esa es una metáfora continuada, metrada en octosílabos. Me perdonas; esos chispazos no se le ocurren a un guionista.
Ni siquiera son octosílabos perfectos.
Todo poeta sabe utilizar sus licencias, pinche amargado.
Se hizo un silencio.
En Triple Equis le dice a Samuel L. Jackson: «Ésa bandera debe ser un consuelo cuando se mira en el espejo», ésa es toda una puta crítica al estado policial neoliberal.
Ajá.
En otra se va con un compa policía a la frontera con México; está buscando a un criminal o algo y su compa le dice: «Aquí se acaba mi jurisdicción». ¿Y qué le responde Vin Diesel? «Aquí comienza la mía». O sea, no maaames.
Tongo salió de su letargo y se unió a mi discurso.
En Triple Equis dice una palabra de cuatro sílabas y Yelena le responde: «¿Quiere algo de hielo antes de que se le caliente el cerebro?»
¿Hielo? Puedo sacar un poco de tu corazón, si lo encuentro.
A huevo.
Baxter se dio otro reload. Ya no tenía ánimos para discutir.
Christopher Nolan dirigir uno de esos thrillers psicológicos. Y que salieran Vin Diesel y Jet Li. Y que el villano fuera The Rock. Puta, sería lo máximo.
¿Con Jet Li?, ¿ése tammmbién es poeta?
No seas pendejo. Jet Li es filósofo.
Ni habbblar, dijo el mudo… y ¿por qué The Rock?, ya entrados en gastos ¿por qué no mmmejor Kevin Spacey, John Travolta?
Ps nomás. The Rock es un mamón de mierda y me gustaría ver a Vin Diesel y Jet Li poniéndole en su madre.
De pronto empezó el Himno Nacional en la radio y los tres nos paramos, saludamos a una bandera en el erebo y comenzamos a cantar. El Himno terminó. Nosotros seguimos cantando hasta completar cuatro estrofas con el coro. Cuando terminamos, el resto de los borrachos y parejitas anónimas nos aplaudían desde sus fogatas.
Cuando Bocanegra y Nunó compusieron el Himno Nacional debieron meter el tss tss luego del sonoro rugir del cañón, para hacer el reload entre el coro y la estrofa. Tss tss.
Al sonoooro rugiir deeel cañoón…
Tss, tss…
Oye, sí es cieeerto.
Regresamos a la nave de Tongo y como el popper no dejaba la peste del gallo o el chomua nos pusimos a monear adentro
Imagínate una persona tan sola que para colmo tenga de mascota a una tortuga dijo Tongo un puto animal que no responde a ningún estímulo
Y luego le pasara como a mi tío Licona se quiso ahorcar en un bóiler y le cayó agua caliente en la jeta quedó como esas carpas doradas con ojos de globo
Pinche Gato nomás a ti se te ocurren esas pendejadas
Ahhh Gracias doctor Henning dijo Tongo en voz alta y se quedó meditativo unos segundos luego sonrió para sus adentros y repasando con los labios su frase la repitió un poco más calmado volteándonos a ver como para que riéramos con él Gracias doctor Henning
Baxter se empezó a sobar la ñonga por encima de su calzón percudido
Gato esto es una maravilla neto el monasol y mi verga erecta pocos hombres los han rechazado
Y pocos hombres han rechazado a tu mamá
Ándale nomás te doy unas punteadas y luego te desquitas dándome unas a mí
No empieces de vergalegre para eso están el Golmo y el Focko
A esas alturas ya hablábamos sin signos de puntuación
Ándale no quieres acompañarme a mi casa
Me quedo con tu mamá la mortificaría mucho si me enredara con mi hijastro eso sí sería inmoral
No mames cómo odio a esos mamilas que traen coches Peugeot o esas mamadas de Audis Putos con Stratus y gm Pinches ricos hijos de puta todos deberíamos traer un Chevi porque esos son cuatro por cuatro Pinches ricos hijos de la verga deberían morirse todos ya putos capitalistas si veo un vato en uno de esos coches seguramente es un hijo de puta
Oye carnal una pregunta cuántos coches tiene tu familia
No pues cuatro el Chevi y el Fiesta y
Entonces no mames hay banda sin automóvil y se muere de envidia por tener lo que tú tienes y tú odias a quienes traen un puto coche europeo te quejas de los ricos y mucha gente te considera a ti uno
No mames súbele a la música es Grupo Límite
Y me desgarras y manejas a tu antojo y controlas mis enojos
Un dolor de cabeza empezaba a dominarme Juraría que entre reload y reload las fogatas y el bosque en general y hasta el toldo del Chevi se convirtieron en los rasgos de algún monstruo feroz como un caligrama de Apollinaire

o j o s            f e o s
h     o     r     i     z     o     n     t     e
s                a
o n r i s

Es lo último en mi memoria antes de despertar al otro día en mi casa con la boca apestando como si me hubiera comido una calceta sudada llena de frijoles agrios.
Desvelado como estaba, y relajado, terminé unos artículos para el Wikiproject. En esas estaba cuando Focko habló por teléfono.
«Hugo, estoy cheleando con el Rayas, al rato viene La Sonora Curandera y la Orquesta Metálica, ven a la casa y de aquí nos vamos.»
No me chingues, ¿yo qué putas voy a hacer en el Tzócalo escuchando parasito duranguense y reggaetonto?
«Va a haber sluts.»
Órale, en tu casa en media hora —dije y me apresuré a terminar.
Llegué a su casa en el tiempo acordado; sólo estaban él y Crog.
El Rayas ya se había ido.

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