Veíamos una película de la india María mientras se disipaba el trip del gallo y aguantábamos la resequedad de la boca. Focko fue a su cuarto, tomó la foto suya en la que salía encuerado y se empezó a masturbar. Lo hacía una vez al mes. Había cumplido años siete veces en el último trimestre y siempre hallaba imbéciles dispuestos a festejarlo. Él había sido de todo. Salimos de la secundaria dos años antes y en ese tiempo él había abandonado la prepa y trabajado como mecánico, pastero, chofer, supervisor de hotel y aprendiz de barman, cuando acabó la prepa abierta se fue a Sudamérica de mochilazo con unos hippies, se metió a una religión cimática, vivió en un comuna y se casó en un ritual gitano con una morra de doce años cuando vivió en Chimbote. Regresó después de “divorciarse”, cuando uno de sus compas se tiró a su mujer. Sólo cuando estaba muy drogado lo contaba; limpio era como si no se acordara. Lo narraba con detalle: le dio al vato tres arponazos de morfina y sus dedos se hincharon hasta que se le reventaron las venas y el cerebro. Ya por entonces había organizado batucadas en las plazas de Cartagena, había masticado hoja de coca perulera, había cortado una conífera gigante de una casa con ayuda de la camioneta y su equipo de alpinismo, había pintado la antena de una radiodifusora en Caracas, le había dado una hemiplejia en Sucre, había cumplido su sueño de vivir en Buenos Aires y se había ido a Italia de polizón en un buque camaronero; esto último era mentira porque, según él, desembarcó en las calles de Venecia. Cuando regresó a Agnosia, después de vegetar un rato y dedicarse a sus hobbies, el alpinismo y la espeleología, presentó su examen de admisión a psicología mientras trabajaba en el taller de joyería de su padre; no logró entrar. Los viajes ilustran, es cierto, pero una persona con el pasaporte lleno no deja de ser un analfabeta de alto kilometraje. Focko siempre decía que era muy feliz, sobre todo enfrente de Morgan. Cuando nos fuimos de Agnosia, él estudiaba relaciones interplanetarias en una universidad patito.
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